✨LA EVOLUCION ESPIRITUAL ES UN PROCESO
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Texto
Bienvenidos, queridos lectores. Si estas
palabras te resuenan, es porque la
información ya forma parte de tu
conciencia, de lo contrario, no tendrías
interés en leerlas ni te parecerían
significativas. Compartimos a través de
estos mensajes la verdad esencial, la
base de toda existencia. Sin embargo,
sabemos que escuchar sobre la verdad no
significa integrarla de inmediato al
estado de conciencia, salvo en el caso
de almas muy avanzadas espiritualmente
que ya han hecho ese trabajo en vidas
anteriores. La evolución espiritual es
un proceso. Tras cientos de vidas en un
mundo de energía tridimensional, con
experiencias tanto positivas como
negativas, los seres humanos han llegado
a creer que esa es la única realidad y
siguen moviéndose bajo su influencia.
Esta evolución no ocurre de un día para
otro, no solo porque los cuerpos no
soportarían un ingreso súbito de energía
de alta frecuencia, sino porque con
libre albedrío cada persona necesita
tiempo para aprender, desapegarse de lo
viejo y practicar hasta que la verdad
pase del intelecto al estado de
conciencia. Sin darse cuenta, la
humanidad ha ido evolucionando
espiritualmente vida tras vida, durante
miles de años. Cada uno terminará por
reconocer quién es en realidad, porque
eso es lo que somos. El conocimiento
intelectual de la verdad es apenas el
inicio. Debe convertirse en una
experiencia viva para manifestarse.
Muchos buscan la verdad, pero la
intentan encajar en sus creencias
actuales sin ver que la verdad nunca se
ajustará a conceptos falsos ni
religiosos. Así, algunos terminan
descartándola pensando que es poco
práctica o imposible de aplicar. Llega
un momento en que ya no se necesitan las
duras experiencias de la tercera
dimensión para aprender. Entonces, el
ser superior, la parte de ti que nunca
ha olvidado quién eres, empieza a traer
las lecciones, percepciones e
información espiritual que estás listo
para recibir. La intención es clave.
Contrario a lo que se cree, no
necesitas, sufrimientos ni prácticas
especiales para avanzar espiritualmente.
El proceso comienza de forma natural con
un deseo sincero y la decisión de
conocer la verdad sobre ti y sobre Dios.
Esa intención abre la puerta para que la
plenitud espiritual ya presente en tu
interior se despliegue bajo la guía del
director interno. Para la mayoría, este
es un periodo difícil. La intención de
evolucionar activa un proceso de
depuración de viejos hábitos, creencias
y comodidades. El sistema de creencias
se desmorona para dar paso a uno más
elevado. Pero al seguir identificados
con la vieja energía, muchos interpretan
esta fase como fracaso en lugar de
reconocerla como graduación, intentando
volver a la normalidad. En la verdad
absoluta no existen poderes separados
del único poder divino. No hay víctimas,
enfermedades ni carencias, salvo que
estas creencias sean tu estado de
conciencia. Tu conciencia individual es
la conciencia única expresándose y
creando constantemente. Algunos pueden
rechazar o molestarse con estas palabras
porque no reflejan lo que viven hoy.
Pueden sonar frías, pero son para
quienes ya están listos para comprender
la verdadera naturaleza del mundo
material. ¿Cómo podría una conciencia
divina infinita estar sujeta a algo
externo si nada existe fuera del yo?
Creer en poderes aparte del único es
idolatría. Antes hemos explicado que la
mente humana es como un molde y la
conciencia como la masa. No importa cuán
sofisticado sea el molde si la masa está
corrupta, el resultado siempre reflejará
su contenido. Sabemos que en el mundo
material parecen existir enfermedades,
carencias, guerras y problemas, pero la
tercera dimensión no es la realidad, es
una interpretación ilusoria. Ahora, en
las altas frecuencias del proceso de
ascensión, es tiempo de trascender esos
velows de ilusión. Cada vez más personas
están soltando las creencias de
separación y abriéndose a la unidad.
Dios no creó el mundo tridimensional que
ves y crees real. Este mundo no existe
en la conciencia divina. Si así fuera,
estaría sostenido por ley divina y no
podría ser alterado ni destruido. Esto
no significa ignorar los problemas del
mundo, sino reconocer que solo hay un
poder. Ese es el cimiento para un estado
de conciencia más elevado. Al principio
seguirás usando las herramientas de la
tercera dimensión, pero al profundizar
en la verdad esto será cada vez menos
necesario. Observa tus problemas como
apariencias sin ley real y actúa según
la guía interna. No finjas estados de
conciencia que aún no has alcanzado.
Simplemente toma la verdad como base
para cada decisión. Recuerda, las
apariencias buenas no son más reales que
las malas. Dedicar unos minutos a la
meditación o a leer textos espirituales,
pero seguir viviendo desde creencias
tridimensionales no te llevará a las
nuevas energías. La verdad debe vivirse
para convertirse en tu estado de
conciencia. Antes la vida mística era
cosa de monasterios. Hoy debe vivirse en
lo cotidiano. No es un privilegio de
unos pocos santos. La vida mística es
reconocer a cada ser como divino, pese a
las apariencias, ver que Dios conduce
cada vehículo y entender que toda
actividad, desde un negocio hasta el
trabajo más simple, puede ser expresión
de amor, servicio y gratitud. Guarda la
verdad en tu corazón mientras realizas
tus tareas diarias. Así elevas la
energía de todo lo que haces. Ningún
trabajo es más espiritual que otro si
fluye en amor y unidad. Incluso tareas
consideradas menores pueden ser actos de
sanación y cambio cuando se realizan
desde un estado de conciencia elevador.
Lo que ves en la Tierra hoy es una etapa
del proceso de asensión, no su final.
Llevará años completarse, pero ya está
en marcha y no puede detenerse, aunque
algunos intenten arrastrar al colectivo
de vuelta a creencias obsoletas. Las
energías densas que han controlado el
mundo no quieren que recuerdes quién
eres, pero la luz ya ha triunfado porque
es la realidad. permite que el proceso
suceda sabiendo que es un plan divino,
no humano. La única realidad está más
cerca de ti que tu propia respiración.
Es la vida en cada célula y el silencio
en tu interior esperando ser reconocido.
Deja que el yo soy ya plenamente
presente se exprese en ti como tú y a
través de ti.