Yo soy el pan de la vida

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"Yo" soy el pan de la vida -
Juan 6:25-71
Resumen
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- 20251125
A continuación tienes un resumen claro y una reflexión cálida, profunda y sencilla, fiel al espíritu del pasaje que compartiste.
⭐ Resumen del pasaje
La gente busca a Jesús después de que multiplicó los panes. Cuando lo encuentran, Él les dice que no lo buscan por comprender su mensaje, sino porque recibieron comida física. Entonces les pide que aspiren a un alimento más profundo: la comida que da vida eterna, que Él mismo ofrece.
Le preguntan cuál es la obra que deben hacer para agradar a Dios, y Jesús responde: creer en Aquel que Dios envió.
La multitud pide una señal, recordando que Moisés dio maná. Jesús aclara que el verdadero pan del cielo no vino de Moisés, sino del Padre, y que ese pan es Él mismo.
“Yo soy el pan de vida”, dice: el que viene a Él no tendrá hambre ni sed espiritual.
Algunos dudan porque conocen a su familia. Jesús explica que solo quien es atraído por el Padre puede comprenderlo. Repite que Él es el pan vivo venido del cielo:
El maná del desierto alimentó por un tiempo y la gente murió.
Él, en cambio, da vida eterna.
Entonces dice algo que escandaliza a muchos: que deben “comer su carne y beber su sangre”. Con esto se refiere a unirse totalmente a Él, recibir su vida, dejar que su enseñanza sea el alimento del alma. Muchos discípulos se van porque no entienden.
Jesús les recuerda que sus palabras son espíritu y vida, no declaraciones literales.
Finalmente pregunta a los doce si quieren irse también. Y Pedro responde:
“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”
🌟 Reflexión calurosa, simple y espiritual
Este pasaje es un llamado directo al corazón. Jesús no está hablando de comida física, sino de hambres internas: hambre de sentido, de paz, de dirección, de conexión con lo eterno.
Nos recuerda que muchas veces buscamos a Dios, o a la espiritualidad, por necesidad inmediata: porque algo falta, porque hay crisis, porque deseamos alivio. Pero Jesús invita a otro nivel: a buscar lo que permanece, lo que nadie puede quitarnos.
El “pan del cielo” no es un objeto; es una relación viva.
No es una regla; es una presencia.
Es una voz que dice:
“Ven a mí, descansa, aliméntate de mi paz, de mi verdad y de mi amor.”
Cuando el pasaje habla de “comer su carne y beber su sangre”, está diciendo:
“Permite que mi vida entre en la tuya. Hazme parte de tu forma de pensar, de sentir y de vivir.”
Es la invitación a unirse a lo divino de una manera tan íntima que se convierte en fuerza, claridad y sustento interior.
Muchos se escandalizan y se alejan. A veces la verdad espiritual asusta porque implica transformación, cambios, dejar atrás viejas certezas. Pero Jesús no obliga a nadie: simplemente abre los brazos y dice:
“Si quieres vida eterna, si quieres vida real, ven.”
Y Pedro expresa la respuesta más humana y sincera:
“¿A quién iremos? Solo tú tienes palabras que nos despiertan, que nos sanan, que nos unen a lo eterno.”
En la vida moderna —con ruido, prisa, presión, miedo, cansancio— estas palabras siguen teniendo la misma luz.
Señalan que lo que realmente alimenta el alma no se compra, no se acumula, no está afuera:
está en el contacto con lo eterno que vive dentro de nosotros.
Este texto nos recuerda que la verdadera vida no comienza cuando todo va bien, sino cuando permitimos que la voz divina nos nutra desde adentro, nos ordene, nos dé rumbo, nos devuelva la esperanza y nos enseñe a caminar con serenidad en medio del mundo.
Transcipción
rabí cuándo llegaste acá de cierto de cierto os digo que me buscáis no por haber visto los milagros sino porque comisteis el pan y os saciaste trabajad no por la comida que perece sino por la comida que permanece para vida eterna la cual el hijo del hombre os dará porque a este s yó Dios el padre Qué haremos para poner en práctica las obras de Dios Esta es la obra de Dios que creáis en quien él ha enviado qué señal Pues haces tú para que veamos y te creamos Qué obra haces nuestros padres comieron el Maná en el desierto como está escrito pan del cielo les dio a comer de cierto de cierto os digo no os dio Moisés el pan del cielo sino mi padre os da el verdadero pan del cielo porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo señor danos siempre este pan Yo soy el pan de vida el que a mí viene nunca tendrá hambre y el que en mí cree no tendrá sed [Música] jamás pero ya os he dicho que aunque me habéis visto No creéis todo lo que el padre me da vendrá a mí y al que a mí viene no le echaré fuera porque he descendido del cielo no para hac mi voluntad sino la del que me envió Y esta es la voluntad del padre que que todo lo que me ha dado no lo pierda sino que lo resucite en el día postrero y esta es la voluntad del que me envió que todos aquellos que Ven al hijo y creen en él tengan la vida eterna y yo les levantaré en el día [Música] postrero no es este Jesús el hijo de José cuyo padre y madre nosotros conocemos Cómo Pues ahora dice del cielo he descendido no murmuréis entre vosotros ninguno puede venir a mí si el padre que me envió no le trajere y yo le levantaré en el día postrero escito profetas y todos serán enseñados por Dios así que todo aquel que Ha oído y aprendido del padre viene a mí no que alguno haya visto al Padre sino aquel que viene de Dios este ha visto al Padre de cierto de cierto os Digo el que cree en mí Tiene vida eterna Yo soy el pan de [Música] vida vuestros padres comieron el Maná en el desierto y están muertos Este es el pan que desciende del cielo para que el que de él coma no [Música] muera Yo soy el pan vivo que descendió de los cielos si alguno come de este pan vivirá para siempre y el pan que yo daré es mi carne la cual daré por la vida del mundo cómo puede este darnos a comer su carne de cierto de cierto os digo si no coméis la carne del hijo del hombre ni bebéis su sangre no tenéis vida quien come Mi carne y bebe mi sangre Tiene vida eterna y yo le levantaré en el día postrero porque mi carne verdaderamente es comida y mi sangre es bebida el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él Así como me envió el padre viviente y yo vivo por el padre Asimismo el que me come también vivirá por mí este es el pan que ha descendido de los mismos cielos no como vuestros padres que comieron el Maná y murieron el que come de este pan vivirá [Música] Eternamente dura es esta palabra quién la puede oír esto se escandaliza pues qué si vierais al hijo del hombre subira donde estaba primero el espíritu es el que da vida la carne para nada aprovecha las palabras que os he hablado son espíritu y son [Música] vida pero hay algunos de vosotros que no creen por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí si no le es concedido por el [Música] padre [Música] también vosotros queréis iros Señor a quién iremos tú tienes palabras de vida eterna y Nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Cristo El hijo del dios viviente no os escogí yo a vosotros 12 y uno es un diablo.
Juan 6:25-71
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- 20251125
Aquí tienes Juan 6:25-71 completo y sin alterar, tomado de la Reina-Valera Antigua (1909), que es de dominio público:
Juan 6:25-71 (RVA 1909)
25 Y hallándole de la otra parte de la mar, dícenle: Rabbí, ¿cuándo llegaste acá?
26 Respondióles Jesús y dijo: De cierto, de cierto os digo, que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os hartasteis.
27 Trabajad, no por la comida que perece, mas por la comida que permanece para vida eterna, la cual el Hijo del hombre os dará; porque a éste señaló el Padre, que es Dios.
28 Y dijéronle: ¿Qué haremos para que obremos las obras de Dios?
29 Respondió Jesús, y díjoles: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
30 Dijéronle entonces: ¿Qué señal pues haces tú, para que veamos y te creamos? ¿Qué obras?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dió a comer.
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Moisés no os dió pan del cielo; mas mi Padre os dará el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
34 Y dijéronle: Señor, siempre danos este pan.
35 Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
36 Mas ya os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le hecho fuera.
38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, mas la voluntad del que me envió.
39 Y esta es la voluntad del Padre que me envió: Que todo lo que me diere, no pierda yo nada de ello, sino que lo resucite en el día postrero.
40 Y esta es la voluntad del que me envió: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
41 Murmuraban entonces de él los Judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.
42 Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo pues dice éste: Del cielo he descendido?
43 Y Jesús respondió, y díjoles: No murmuréis entre vosotros.
44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió, viene a mí.
46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, éste ha visto al Padre.
47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y son muertos.
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera.
51 Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: Si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
52 Entonces los Judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
53 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.
58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos: El que come de este pan, vivirá eternamente.
59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.
60 Entonces muchos de sus discípulos oyéndolo, dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oir?
61 Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, díjoles: ¿Esto os escandaliza?
62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre subir a donde estaba primero?
63 El espíritu es el que da vida; la carne nada aprovecha: Las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida.
64 Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién lo había de entregar.
65 Y dijo: Por eso os he dicho, que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
66 Desde esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis vosotros iros también?
68 Y respondióle Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
69 Y nosotros creemos y sabemos, que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
70 Respondióles Jesús: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce? y uno de vosotros es diablo.
71 Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste le había de entregar, el cual era uno de los doce.